miércoles, 25 de febrero de 2015

La libertad de los monjes


En una antigua abadía europea donde hacen vida de clausura un desconocido número de monjes, un feligrés se acercó al abad y diciéndole.

- He observado que en la iglesia todos los monjes se sientan a la derecha, detrás de unas gruesas rejas metálicas.

- Así es – contestó el abad

- Eso me parece inútil y hasta falso

- ¿Por qué, señor?

- ¿Acaso ustedes no hacen votos de castidad?

- Por supuesto que sí.

- Pues si hacen este voto, ¿de qué sirven las rejas? y si ponen las rejas, ¿de qué sirve el voto?

Con calma y serenidad el abad contestó:

- Mi estimado señor, estas rejas no son para prohibir salir a los monjes del lugar, son para que el público no entre a profanar el silencio de este recinto con su curiosidad morbosa.

Luego tomó el cordón que colgaba de su cintura y le dijo:

- Mire, cada uno de nosotros tiene al final de su cordón una llave que abre una pequeña puerta que está al final del jardín. Ella conduce al mundo exterior. Nadie nos obligó a entrar al claustro, nadie nos obliga a permanecer en él y si queremos salir podemos hacerlo cuando nos plazca. En eso consiste la verdadera libertad, en tener la posibilidad de elegir.

El silencio fue elocuente, entonces el abad agregó:

- Muchos de los que están afuera solo ven nuestras rejas y creen que nosotros somos los prisioneros mientras ellos gozan de libertad. Sin embargo no se dan cuenta que ellos son los prisioneros de sus prejuicios, de sus rutinas, del trabajo que no les gusta, de las limitaciones que ellos mismos se han impuesto, del ¿qué dirán?, y de tantas otras cosas.

 Ellos están tan preocupados por ver las rejas de los demás que han olvidado que ellos también tienen una llave que abre a placer el camino de salida, el camino del cambio. Esta llave abre las puertas de la reflexión, de la autosuperación, de la motivación, del optimismo, de la perseverancia, del valor, del ánimo, del amor y de tantos otros valores que están dormidos dentro de nosotros mismos a la espera de ser llamados. 


domingo, 22 de febrero de 2015

Las Percepciones del Rey

Un poderoso rey encontró finalmente el amor. Su joven esposa tenía todas las condiciones que un hombre pudiera desear en la vida. Además de ser hermosa y atractiva, era alegre y entusiasta, con un corazón amoroso siempre abierto a ayudar a los demás. El amor fluía entre ellos como en pocas ocasiones se había visto.


En los actos protocolares ella caminaba orgullosa a la par del rey. Muy alagado el monarca pensaba: “Cuánto me quiere. Ella sabe que el protocolo indica que debe permanecer detrás de mí, que mis súbditos pueden ir a prisión si no hacen eso, sin embargo ella me ama tanto que siempre quiere estar a mi lado”.

En cierta ocasión, ella se disponía a comer una manzana. Era la última que quedaba y tenía un brillo que la hacía realmente apetitosa. En eso llegó el rey y al ver aquella fruta resplandeciente manifestó su deseo de comerla. Ella lo miró con dulzura, le dijo que era la última que quedaba pero que no tenía problema en compartirla. Tomó un cuchillo, la cortó en dos y de inmediato le ofreció una de las mitades a su esposo. El monarca pensó: “Cuánto me quiere. Ella es capaz de compartir lo que sea conmigo. Que suerte he tenido”.

Pasaron unos años antes que se presentaran problemas en la pareja. Tras un fuerte altercado, ella se retiró del amplio salón en el que discutían, dejando al Rey solo. De inmediato el soberano mandó a llamar a su consejero para quejarse amargamente de su esposa.

- Ella nunca me quiso – decía lleno de rabia -, cada vez que tenemos un acto protocolar es incapaz de permanecer detrás de mi, siempre se pone a mi lado y olvida que yo soy el monarca y que nadie puede ponerse a la par del rey. Es una insolente, no me ama, no respeta la dignidad de mi majestad. Lo que siempre quiere es brillar ella por encima de mí.

- Pero su majestad – alcanzó a decir el consejero.

- No me interrumpa – gritó el rey –. Definitivamente ella dejó de amarme hace mucho tiempo. Recuerdo aquella vez que llegué hambriento, solamente había una manzana y ella fue incapaz de dármela. Lo único que alcanzó a hacer fue cortarla en dos y darme el trozo más pequeño. Que insolencia, tratar así al Rey, ¿no se da cuenta que ella es sólo un súbdito? He mandado a cortar muchas cabezas por mucho menos que eso.



 

Y las quejas continuaron por mucho tiempo…

Un hecho puede ser visto desde distintas perspectivas por una misma persona dependiendo de su estado de ánimo y/o de la condición emocional en que se encuentra. ¿Cuántas veces hemos dejado que un pésimo estado de ánimo o una mala actitud mental desvirtúe la belleza, las virtudes y las bondades de quienes tenemos a nuestro lado?

EL DILEMA DE LO ETICO Y MORAL

Estás conduciendo tu coche en una noche de tormenta terrible. Pasas por una parada de autobús donde se encuentran tres personas esperando:
1. Una anciana que parece a punto de morir.
2. Un viejo amigo que te salvó la vida una vez.
3. El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.

¿A cuál llevarías en el coche, teniendo en cuenta que sólo tienes sitio para un pasajero?

Ya tienes tu respuesta?


Este es un dilema ético-moral que una vez se utilizó en una entrevista de trabajo. Podrías llevar a la anciana, porque va a morir y por lo tanto deberías salvarla primero; o podrías llevar al amigo, ya que el te salvó la vida una vez y estas en deuda con él. Sin embargo, tal vez nunca vuelvas a encontrar al amante perfecto de tus sueños.
El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta. Me encanta, y espero poder utilizarlo alguna vez en alguna entrevista. ¿QUÉ DIJO? Simplemente contestó: 

"Le daría las llaves del coche a mi amigo, y le pediría que llevara a la anciana al hospital, mientras yo me quedaría esperando el autobús con la mujer
de mis sueños."

Moraleja: 

Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas, y aprender a pensar creativamente.
 

sábado, 21 de febrero de 2015

LA CARRETA VACIA


Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un
pequeño silencio me preguntó:
- ¿Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna cosa más?
- Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -dijo mi padre-.
Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía,... por causa del ruido.
Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.

Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando
demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o
violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de
menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
''Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace''.





La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás, descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Y nadie está más vacío que aquel que está lleno de egoísmo, de un supuesto
''Mi Mismo''.
 


Que te causo esta reflexion..? esta para pensarlo y ver a las personas de otra manera. 
  

jueves, 19 de febrero de 2015

VALIOSA SABIDURIA - EL HOMBRE Y LA CHIMENEA



-Maestro - preguntó un hombre - quiero aprender de tu sabiduría. Me gustaría poder tomar la decisión adecuada en cada momento. ¿Qué debo hacer? ¿Por donde debo empezar?
En lugar de contestar, el sabio le formuló una pregunta:

- De una chimenea salen dos hombres. Uno con la cara tiznada y el otro con la cara limpia, ¿cuál de los dos irá a lavarse?

- Es evidente -dijo el hombre, sin pensarlo demasiado- que se lava la cara el que la tiene sucia.

- ¡En absoluto! –dijo, entonces, el sabio. ¡El que está limpio! Pues, éste, al ver al compañero sucio enfrente de él, se dice: “Ya que está sucio, yo también debo estarlo. Por lo tanto, tengo necesidad de ir a lavarme”. Mientras que el que está sucio, al ver a su compañero limpio, se dice: “Puesto que él está limpio, yo también debo estarlo. Por tanto no es necesario que vaya a lavarme”.

No siempre lo evidente acerca a la actitud adecuada. Ve a casa y piensa.
El hombre se fue y regresó a los quince días. Entonces le dijo al sabio:

- ¡Qué estúpido fui! Tenías razón. El que se lava la cara es el que la tiene limpia.

- En absoluto –contestó el sabio. ¡El que está sucio! Pues éste, al ver sus manos llenas de hollín, se dice: “¡Estoy sucio! Tengo que ir a lavarme”. Mientras que el que está limpio, al ver sus manos limpias, se dice: “Como no estoy sucio no tengo necesidad de lavarme...”.

La inteligencia y la lógica no siempre pueden darte una evaluación sensata de una situación. Sigue pensando.

El hombre regresó a su casa y pasados quince días volvió:

- ¡Ya sé, maestro! Los dos se lavan la cara. El que tiene la cara limpia, al ver que el otro la tiene sucia, cree que la suya está sucia y se lava; y el que la tiene sucia, al ver que el otro se lava la cara después de verlo, comprende que la tiene sucia y también se la lava.

El sabio hizo una pausa y luego añadió:

-No siempre la analogía y la similitud te servirán para llegar a la evaluación correcta si no es de una manera fortuita.

-No entiendo –dijo, desalentado, el hombre.

El sabio lo miró atentamente y le dijo:

-¿Cómo puede ser que dos hombres bajen por la misma chimenea y uno salga con la cara sucia y el otro con la cara limpia? Los dos, forzosamente, tienen que tener la cara sucia.

Cuando un problema está mal planteado, todas las soluciones son falsas.

Al comenzar a leerlo me parecio raro q uno saliera limpio  de la chimenea. A vos que te parecio la leyenda..? Que moraleja te dejo..? 
  

miércoles, 18 de febrero de 2015

LAS TAZAS DE CAFE


Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor...
Pronto la reunión se enfoco acerca del interminable estrés que les producía el trabajo y la vida en general.

El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más selecta: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras y otras realmente exquisitas-...

Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado. Cuando lo hicieron, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:

Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas, se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo, ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al “Stress”.

Continuó: Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café, en verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.

 Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores, después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Ahora piensen en esto: 
La vida es el café, los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son sólo tazas, que le dan forma y soporte a la vida, y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.

 Que te parecio esta linda reflexion..? sera un gusto saber tu opinion.

martes, 17 de febrero de 2015

LA MEDIA FRAZADA

Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa.
Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia.
Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A los setenta años, don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos.
Esperaba que su hijo, ahora brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que éste apareciera y decidió, por primera vez en su vida, pedirle un favor.
Don Roque llamó a la puerta de la casa donde vivía el hijo con su familia


- ¡Hola, papá! Qué milagro verte por aquí…
– Hijo, ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo; además, estoy cansado y viejo.
- A nosotros nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que ésta es tu casa.
-Gracias, hijo. Sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. Entonces, ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡Me siento tan solo!
-¿Quedarte a vivir aquí? Si… claro… Pero no sé si estarías a gusto. Tu sabes, la casa es chica… mi esposa es muy especial… y luego los niños…
– Mira, hijo, si te causo muchas molestias, olvídalo. No te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
- No, padre, no es eso. Sólo que… no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían… A no ser que no te moleste…
– ¿Qué hijo?
- Dormir en el patio…
– Dormir en el patio, está bien.

El hijo de don Roque llamo a su hijo de doce años-

Dime, papá-
- Mira, hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Trae una frazada para que se tape en la noche.
- Si papa, con gusto… ¿Pero dónde va a dormir el abuelo?
- En el patio; no quiere incomodarnos por su culpa.

Luis subió sin dudar a buscar la frazada, tomó las tijeras y la cortó en dos.
En ese mismo momento llega su padre.

- ¿Qué haces, Luis? ¿Por qué cortas la frazada de tu abuelo? - Sabes, papa, estaba pensando… - ¿Pensando en que Luis? - En guardar la mitad de la frazada para cuando tú seas ya viejo y vayas a vivir a mi casa.


Moraleja

 “Lo que se siembra… luego se cosecha”

 


lunes, 16 de febrero de 2015

“El Contrabandista”

Cuenta la historia que ya todos sabían que él era un contrabandista. Era incluso famoso por ello. Pero nadie nunca había logrado descubrirlo y mucho menos demostrarlo. 


Con frecuencia, cruzaba de la India a Pakistán a lomos de su burro, y los guar­dias, aun sospechando que contrabandeaba, no lograban obtener ninguna prueba de ello.
 Pasaron los años y el contrabandista, ya mayor de edad, se retiró a vivir tranquilamente a un pue­blo de la India. 
Un día, uno de los guardias se acerco hasta su casa y le dijo:

—Yo he dejado de ser guardia y tú de ser con­trabandista. Quiero pedirte un favor. Dime ahora qué contrabandeadas.
Y el hombre contestó:
—Burros.


MORALEJA
Que importante resulta pararse a reflexionar y ver las cosas desde otro punto de vista. Esta historia es un claro ejemplo de que muchas veces la respuesta a nuestra pregunta, o aquella oportunidad que tanto esperamos, puede pasar delante de nuestras narices. Es importante estar lo suficientemente tranquilo para poder darse cuenta de cuando ha llegado el momento de actuar, o que debemos de hacer para conseguir aquello que tanto deseamos.

miércoles, 11 de febrero de 2015

ADIOS..QUERIDO PAPA

Realmente lo siento mucho querido papá, creo que esta es la última vez que me podré dirigir a ti. En serio lo siento mucho por todo. Es ahora de que sepas las verdad. Voy a ser claro y conciso: “la droga me mató papa”. Conocí a mis asesinos a eso de los quince o dieciséis años. Es horrible, ¿Verdad? ¿Sabes cómo fue?
Un hombre muy bien vestido y que hablaba muy bien, me presento a mi futuro asesino: la droga. Al principio intente rechazarla papa, te lo prometo, pero este hombre se metió con mi dignidad y me hizo creer que si no la probaba era porque no sería lo suficientemente hombre.
No es necesario  que te cuente más, ¿verdad? Ingrese en el mundo de las drogas. No hacía nada sin que la drogas no estuvieran presentes de alguna manera.
Yo sentía que las demás personas y la droga eran mis amigos y sonreían y sonreían.
¿Sabes papá? Cuando uno comienza en este mundo encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba ridículo.
Hoy, en el hospital, reconozco que Dios es lo más importante del mundo y sé que sin su ayuda no te estaría escribiendo esta carta.
Papá, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible, uno se siente desgarrado por dentro. Ser drogadicto es terrible y todos los jóvenes deberían saberlo para no entrar en eso. Yo no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos dicen que me voy a curar; pero yo veo que cuando salen del cuarto mueven la cabeza. Papá, sólo tengo diecinueve años y ya sé que no tengo oportunidad de vivir por culpa de la droga.
Yo sé que es muy tarde para mí, pero tengo un último encargo para hacerte:
Habla con todos los jóvenes que conoces y muéstrales esta carta. Diles que en cada puerta de los colegios y en cualquier aula, en cada facultad, en cada negocio o en cualquier lugar, puede haber siempre un hombre elegante que puede mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas.
Por favor haz eso, papá, antes de que sea demasiado tarde para ellos también.
Perdóname, papá; ya sufrí demasiado. Perdóname por hacerte sufrir también con mis locuras.
Adiós, querido papá

Las drogas y la adicción reflexión.

El chico este murió a los pocos días de escribir esta carta sobre el abuso de las drogas. Sobran las palabras, espero que este escrito ayude a la juventud a no caer en la tentación de consumir estupefacientes, alucinógenos, drogas o como prefieran llamarlo. Si conoces alguna persona toxicómana probablemente necesite de tu ayuda.

Cuentos de la India “La olla de barro”

Este es el cuento de un lechero adinerado que contaba con varios trabajadores a su cargo. Un día llamó a uno de sus trabajadores, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que fuese a un pueblo cercano y se la entregase a un cliente habitual. Por el esfuerzo adición del desplazamiento le prometió unas rupias extras.  Ashok muy contento por el dinero extra que iba a percibir, coloco sin bacilar la olla sobre su cabeza y emprendió su camino.  Pensaba en voz alta y decía: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien ¡ Con ellas compraré gallinas, éstas muy pronto se multiplicarán y llegare tener más de diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé parte de ellas y me compraré una hermosa granja. Como ganaré mucho dinero, también voy a comprar muchas telas y me haré comerciante. Todo será estupendo. Me voy a casar, tendré una increíble casa y obviamente no me faltará un cocinero que me prepare a cualquier hora los platos más deliciosos del mundo, y si un día no cocina a mi gusto le daré una tremenda bofetada”. En ese mismo momento en el  que pensó en darle una bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levanto su mano, provocando de esta manera que la olla se le cayera y se rompiera en mil pedazos contra el suelo derramando todo su contenido. Desolado, volvió al pueblo y al enfrentarse a su patrón este le dijo:
–          ¡Necio! ¡Me has hecho perder las ganancias de toda una semana!
A lo que Ashok contestó:
-          ¡Y yo he perdido mis ganancias de toda la vida!

 Este hermoso cuento de la India nos recuerda de una forma magistral que el futuro no es más que un simple espejismo.  En lugar de divagar sistemáticamente con aquello que te gustaría tener o ser, dedica tu tiempo presente a sembrar acciones, para que sin obsesionarte con los resultados, te acerquen a tus sueños. ¡Permítete ser aquella persona que siempre has querido!

martes, 10 de febrero de 2015

UN CAMINO EMBARRADO

Tanzan Y Ekido eran 2monjes que  iban un día por un camino embarrado. Caía una fuerte lluvia. Al llegar a un recondo, se encontraron a una joven encantadora con kimono y faja de seda, que no podía atravesar el cruce.
“Vamos, muchacha”, dijo Tanzan enseguida, y alzándola en brazos la pasó.
Ekido no volvió a hablar hasta la noche, cuando llegaron a alojarse en un templo. Entonces no pudo contenerse más. “Nosotros los monjes, no debemos acercarnos a las mujeres”, le dijo a Tanzan, “especialmente a las jóvenes y bonitas. Es peligroso. ¿Por que hizo usted eso?”.

“Yo dejé a la chica allá atrás”, dijo Tanzan. “¿Usted todavía la está cargando?”.
Muchas veces resulta difícil distinguir entre un problema real y uno mental. 
El problema real es aquel que a ojos de mil personas, todos ellos coincidirían que efectivamente nos encontramos ante un problema, como es el caso de una enfermedad terminal. En el otro caso probablemente, muchas de esa mil personas no lo considerarían como tal, pero a ojos de uno, puede llegar a ser un infierno difícil de superar. 



Aprende a diferenciar lo que tus ojos ven, de lo que tu mente quiera que veas y recuerda. No permitas que UN dolor, no te deje ver las alegrías que, día a día, la vida te vuelve a regalar.

lunes, 9 de febrero de 2015

EL AMIGO QUE NO ABANDONA

– Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor; solicito permiso para ir a buscarlo – dijo un soldado a su teniente.
– Permiso denegado soldado – replicó el oficial -. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ya este muerto.
El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso:
– ¡Ya le dije yo que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿valía la pena ir allá para traer un cadáver?
A lo que el soldado moribundo responde:
– ¿Claro que sí señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:



ESTABA SEGURO QUE VENDRÍAS

domingo, 8 de febrero de 2015

El árbol de los Problemas

Un carpintero me había contratado para que le ayudase a reparar una vieja granja, y ya habíamos terminado nuestro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había estropeado y había perdido más de una hora de trabajo en intentar arreglarla, por otro lado su viejo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa en mi coche, el carpintero se sentó en silencio. Una vez llegamos a su casa, me invitó muy cordialmente a pasar a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo unos instantes frente a un pequeño árbol, tacando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando la puerta se abrió ocurrió una sorprendente transformación, su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su amada esposa. Luego de compartir un refresco con ellos, el carpintero me acompaño a mi coche, y al pasar por el pequeño árbol, sentí la curiosidad de preguntarle acerca de lo que había hecho hacia unos instantes antes de entrar.


¡Oh! – Exclamo con determinación – Ése que ves allí es mi árbol de los problemas. Como se que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, no significa que dichos problemas me los tenga que traer a casa. Lo que es seguro que los problemas no pertenecen ni a mi casa, ni a mi esposa y mucho menos a mis pequeños hijos. Así que cada día que vuelvo, justo antes de entrar en caso cuelgo todos mis problemas en el árbol. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo divertido es – exclamo sonriente – que cuando salgo por la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.


MORALEJA:
 Que hermosa forma de asimilar lo que muchos nos tomamos a drástico. Los problemas siempre existen y hay que aprender a convivir con ellos. Uno puede intentar muchas cosas, invertir mucha de su energía en planificar y organizar, pero finalmente los problemas se presentan igual. Nuestro aprendizaje en esta vida pasa por dejar fluir las cosas y aprender a aceptar todo cuento nos sucede.

sábado, 7 de febrero de 2015

Cuentos de amor, “El Amor Verdadero”

Un famoso profesor se encontró frente a un grupo de jóve­nes universitarios que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos defendían que el romanticismo cons­tituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando ésta se apaga en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio.
El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les rela­tó lo siguiente:



Mis padres vivieron cincuenta y cinco años casados. Una mañana, mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y, casi a rastras, la subió a la furgoneta. A máxima ve­locidad, sin respetar los semáforos, condujo hasta el hospital más cercano. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido.
Durante el funeral, mi padre no habló en lo más minino, su mirada estaba per­dida y casi no lloró. Esa noche, sus hijos nos reunimos con él.
En un ambiente de dolor y de nostalgia recordamos hermo­sas anécdotas sobre mi madre. Él pidió a mi hermano, que es teólogo, que le dijera dónde estaría mamá en ese preciso momento; mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y dónde estaría ella.
Mi padre escuchaba con gran atención y de repente, pidió:
“Llévenme al cementerio!”
“Papá”,respondimos nosotros, “son las doce de la noche. No podemos ir al cementerio ahora.”
Alzó la voz y, con una mirada con lagrimas, dijo: “No discutan conmigo, por favor; no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa durante cincuenta y cinco años.”
En ese momento se produjo un respetuoso silencio y  no discu­timos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al cuidador y con una linterna a cuestas llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, rezó y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos:
 “Fueron cincuenta y cinco buenos años… ¿Saben?, nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así —hizo una pausa y se lim­pió la cara—. Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, en mi cambio de empleo —continuó—. Hicimos la mudanza cuando vendimos la casa y nos mudamos a la ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos crecer y terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de nuestros seres más queridos, reza­mos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apo­yamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad y perdona­mos nuestros errores… Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por qué? Porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera…”

  Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo te­níamos el rostro lleno de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló: “Todo está bien, hijos; podemos irnos a casa; ha sido un buen día.




La primera vez que leí este cuento realmente no podía dejar de llorar. Que desvirtuado esta el concepto de amor verdadero en la sociedad actual. Si no filtramos los estímulos que recibimos en el día a día, el mensaje que nos llega es de cuidar nuestra imagen y nuestra belleza física, pero yo me pregunto, en que momento nos despegamos de lo que verdaderamente es el amor. Aceptar a una persona tal y cual es, y no pretender cambiarla, Amándola por sus defectos y virtudes.
Debemos sentir más con el corazón y pensar menos con la mente.