sábado, 28 de noviembre de 2015

QUIERO VOLVER A CONFIAR



Fuimos criados con principios morales comunes, cuando éramos niños, madres, padres,
profesores, abuelos, tíos y vecinos. Eran autoridades dignas de respeto y consideración.
Era inimaginable responder o tratar sin mostrar respeto a los más ancianos, a maestros o
autoridades… Era una falta de educación.

Confiábamos en los adultos porque todos eran padres, madres o familiares de todos los
chicos vecinos del barrio. Solo teníamos miedo de la oscuridad, de los sapos, ratones, o
películas de terror.

Hoy tengo una tristeza infinita por todo lo que hemos perdido. Por todo lo que mis nietos
un día temerán. Por el miedo que percibo en la mirada de los niños, jóvenes, viejos y adultos.
¿Pagar las deudas es ser tonto?…
¿Amnistía para los estafadores?…
¿Los honestos son ridículos?…
¿No aprovecharse de la situación es ser necio?
¿Qué pasó con nosotros…? Profesores maltratados en las aulas, comerciantes amenazados por traficantes, los corruptos pavoneándose de su poder, rejas en nuestras ventanas y puertas.
Cada uno encerrado en su mundo. Hijos exigiendo regalos o dinero por pasar de curso.
¿Dónde están los valores, la moral y la ética? ¿Qué tenemos que dar para recibir un abrazo?
¿Desde cuándo a lo correcto se lo considera ridículo? Más vale un auto caro que una amistad auténtica. Es más importante una televisión de pantalla gigante que una conversación entre amigos o familiares. Más vale un traje de Armani que un diploma. En definitiva, vale más parecer, que ser…
Ya estoy harto de vivir asustado y encerrado por temor.
¡Quiero sacar las rejas de mi ventana para poder tocar las flores!
¡Quiero sentarme en la vereda y poder tener la puerta abierta en las noches de verano!
¡Quiero que la honestidad vuelva a ser motivo de orgullo!
¡Quiero que se vuelva a poner de moda la rectitud de carácter, la cara limpia y la mirada
a los ojos!
¡Quiero esperanza, alegría, confianza y fe!
¡Quiero que nos avergoncemos de lo que está mal y seamos solidarios!
¡Quiero volver a enorgullecerme de nuestros líderes políticos, sindicales y religiosos!
¡Quiero que la palabra de honor dada por un hombre, vuelva a ser sinónimo de juramento!
¡Quiero ser y no simplemente tener y hacer!
¡Quiero recuperar la verdadera vida, simple como la lluvia, limpia como el cielo de abril,refrescante como la suave brisa de la mañana!
¡Y definitivamente lo quiero para tí, tanto como para mí!
Sueño con un mundo sencillo para todos. Un mundo que tenga el amor, la caridad, la solidaridad,
el respeto, el perdón…como valores incuestionables. No puedo tolerar ciertas
cosas; la corrupción, la falta de ética, de moral, de respeto… me indignan.
Volvamos a ser los protagonistas de nuestra propia vida y a recuperar el tesoro que hemos
ido perdiendo poco a poco durante todos estos años. Es la única manera de construir un
mundo mejor, más justo, donde las personas se respeten, dejemos de estar crispados, de
abusar unos de otros y podamos tener verdadera paz en nuestro corazón.
¿Utopía?… es posible, pero por lo menos, hagamos el intento. Nuestros hijos se lo merecen
y nuestros nietos nos lo agradecerán.
«Comparte este mensaje con tu familia y amigos, tal vez ellos tengan el deseo de encontrar el
tesoro perdido»

ALGO DE AMOR






Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo, para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa y mientras lo curaba, le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos, para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientras terminaba de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
–No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce. Entonces, le pregunté extrañado: –Si ya no sabe quién es usted, ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:
–«Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella»

Tuve que contener mis lágrimas mientras salía y pensé: Esa es la clase de amor que quiero para mi vida.
«El verdadero amor no se reduce a lo físico, ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es»

CUIDADO CON EL DESALIENTO





Cuenta la historia que un día el diablo decidió retirarse de su actividad y vender sus herramientas al mejor postor. Cuando llegó la noche de la venta, tenía preparado todo su material, que por cierto, era un lote siniestro: ODIO, CELOS, ENVIDIA, MALICIA, ENGAÑO… y todo lo malo que puedas imaginar.
Entre todas las herramientas había una muy gastada, como si hubiese sido usada muchísimas veces. Sin embargo, era más cara que el resto de las herramientas. Alguien le preguntó al diablo, qué era esa herramienta tan cara. «DESALIENTO» fue la respuesta.
¿Por qué su precio es tan alto?, siguió preguntando. Porque esa herramienta, respondió el diablo, es la más útil de todas. Con ella puedo entrar en la conciencia de las personas y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoje. Está muy gastada, porque la uso con casi todos los seres de este mundo.
A pesar de la explicación y de ver la gran utilidad de esa herramienta, nadie la pudo comprar, porque el precio del desaliento era muy alto. Esa es la razón por la que aún sigue siendo propiedad del diablo.
El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Nos desalentamos con las situaciones económicas, laborales, familiares, con el fracaso, con el engaño, con la mentira, con el desamor…

Debemos mantenernos alertas contra el desaliento.
Si hay un tropezón o una caída no hay que rendirse.
Cada día podemos empezar otra vez desde el punto más alto.
«Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente, estarás haciendo lo imposible»

San Francisco de Asís

viernes, 20 de noviembre de 2015

21 noviembre Dia Internacional de Los derechos del niño




 El Día de los Derechos del Niño se celebra cada 21 de noviembre. Este día señala el aniversario de la Convención Internacional por los Derechos del Niño del 21 de noviembre de 1989.
En la actualidad hay más de 2.200 millones de niños en el mundo, la mayoría de los cuales vive en países en vías de desarrollo.
Dependiendo del país en el que viva, un niño no goza de los mismos derechos y condiciones de vida que un niño de un país occidental, ya que muchas regiones y países del tercer mundo afrontan grandes desigualdades. Los factores en cuestión, ya sean políticos, económicos, sociales, culturales, étnicos o religiosos, pueden tener diferentes impactos en cada niño.
A pesar del progreso alcanzado en los últimos años, la situación que afrontan los niños en el mundo es aún desesperante. Los derechos más fundamentales de los menores son violados en muchas partes del mundo; incluso en los países más desarrollados económicamente, no todos los niños se benefician de los mismos derechos.
La pobreza sigue siendo la causa principal de violación de los Derechos del Niño porque la falta de fondos impide seriamente el acceso a las necesidades humanas básicas: atención sanitaria, agua, comida y educación. En los países menos afectados por la pobreza, en general, los niños tienen la oportunidad de disfrutar de estos derechos aunque muchos son aún víctimas de violencia, abuso o discriminación.

martes, 17 de noviembre de 2015

NECESITO ALGUIEN...



Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis con
paciencia y aun cuando no comprenda,
respete mis sentimientos.

Necesito de alguien que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo para decirme las verdades que no quiero oír, aun sabiendo que puedo irritarme.

Por eso, en este mundo de indiferentes , necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada, casi imposible: la amistad. Que se obstine en ser leal, simple y justo.
Que no se vaya si algún día pierdo mi oro y no pueda ser mas la sensación de la fiesta.

Necesito de un amigo que reciba con gratitud mi auxilio, mi mano extendida, aun cuando eso sea muy poco para sus necesidades.

No pude elegir a quienes me trajeron al mundo, pero puedo elegir a mi amigo. En esta búsqueda empeño mi propia alma, pues con una amistad verdadera, la vida se torna mas simple, mas rica y mas bella...


lunes, 9 de noviembre de 2015

Ayer me pregunté

Ayer me pregunté que tanto he vivido...
como es que olvide lo importante que es vivir.

Y hoy me di cuenta de que no he vivido lo suficiente...

Que no ha bastado todo lo que he vivido...
para darme cuenta de todo lo que he sufrido.

Que me he olvidado de todo aquello que en este momento es mi prioridad...

Que aun no he sabido vivir...
que no se vivir.

Que me he ocupado tanto por cosas sin importancia, como cuando me preocupe por nada, como cuando no supe valorar muchos momentos importantes en mi vida y que no he sabido atraparlos en mi memoria.

Que recuerdo mas la ultima vez que lloré; que cuando reí,

Y ahora solo se que en algún momento deje que mi vida se esfumara...
que estoy dejando poco a poco se vaya extinguiendo y sin yo saberlo.

Me he vuelto tan insegura acaso ?????????

Ahora no se en donde estoy o que debo hacer, tengo tantas cosas y no son tan importantes vivo y no lo siento.
Me he dado cuenta que me he perdido de sentir; por no sufrir que me he perdido de reír; por no llorar, sin darme cuenta de que al sonreír puedo ser feliz.

No me he sabido valorar lo suficiente, como para darme cuenta de que puedo hacer mucho por los demás empezando por mi y tener la plena satisfacción de que soy un ser útil, que puedo si me lo propongo y si así lo quiero puedo hacer maravillas por mi.

Tuve la oportunidad de agradecer a todos aquellos con los que he compartido momentos y no lo he hecho... creo es el momento idóneo de hacerlo.

Reflexionando pido gracias a Dios por prestarme un cachito de vida, por regalarme a este mundo en el cual vivo, a mi familia por estar siempre a mi lado; a mis amigos por estar aun cuando no los necesito, a esa persona a la que quiero y amo tanto y que no lo sabe...

Gracias por existir , y por dejarme existir en sus vidas hoy me di cuenta que no es tarde, que aun puedo cambiar y ser mejor que el tiempo de vida no ha sido suficiente como para aprender a vivir y apreciar lo hermoso de esta vida y que hoy tengo la oportunidad de ser y sentir.
Que hoy puedo empezar nuevamente a vivir...

Gracias...

domingo, 8 de noviembre de 2015

"Esto también pasará"

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:
Simplemente decía “ESTO TAMBIEN PASARA”.

Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.

Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.