lunes, 5 de enero de 2015

Carta a Los Reyes Magos.

QUERIDOS REYES MAGOS: 
Llevo un año esperando para escribir esta carta. Un año donde he ido apuntando en mi libreta de las cosas que quiero, todo lo que necesito para este año que recién, acaba de comenzar. ¡Un año! Pensé que me daría algo. Me he hecho amiga de la impaciencia, y muy a mi pesar, he mandado al rincón de la meditación la impulsividad que me caracteriza de: lo quiero todo para ayer. Así que bueno, aquí me encuentro: entusiasmada, feliz y contenta de poder escribirles al fin. Aunque sinceramente, también estoy algo molesta. Muchas de las cosas que les pedí en el 2014 no me las trajeron. Y no entiendo por qué. Suelo portarme bastante bien y aunque el carbón dulce no me desagrada, hubiese preferido un poquito más de lo que pedí y menos de lo que realmente me trajeron. Entiendo que somos muchos y que tiene que haber para todos. Espero que esta vez, me hagan un poquito más de caso. ¿Están listos? ¡Vamos allá!
A ti Melchor te pido un saquito de solidaridad. Prometo que me encargaré de repartirlo a toda esa gente que va por la vida sin pensar en los demás. Les haré ver lo importante que es ayudar a alguien y lo poco que cuesta hacerlo. Estoy convencida de que cuando ayuden a una persona se sentirán tan plenos y felices que querrán seguir ayudando a otros. No puede ser que nos hayamos vuelto tan egoístas. Egoístas con el prójimo, con nuestra propia familia, con nuestros amigos, con nuestra pareja, con nuestros compañeros de trabajo y vecinos. ¡Somos unos auténticos egoístas! Solo pensamos en nosotros mismos y nos quejamos de lo mal que nos va todo, cuando en realidad, somos inmensamente afortunados. Ser solidario con los demás te hace grande pero cuando eres solidario aún no teniendo nada, te vuelves inmenso. Imagina si los políticos fuesen solidarios con el pueblo. ¡Se acabaría gran parte de la crisis! Y todas esas estúpidas y absurdas leyes, se cambiarían por mejores y más útiles. Así que mi querido Melchor, un saquito de solidaridad sería un buen regalo para pedirte este año. Se aceptan toneladas.
A ti Gaspar te pido amaneceres amables. Quiero que los soles de cada uno de los días de 2015 estén llenos de amabilidad. Haz que las personas sean más amables. ¡No cuesta nada! Por ejemplo cediendo el asiento a personas mayores que viajan en autobús, o metro. También a las embarazadas o a personas que sabemos que lo necesitan más que nosotros. ¡Prohibido los gandules! Estoy convencida de que una buena dosis de amabilidad cambiaría el mundo. Imagínate conducir sin que nadie te grite: “hijo de puta”; conducir cediendo el paso; respetando las señales y no ir a más velocidad de la permitida. Imagina que solo tocásemos la bocina para saludar a algún conocido. O cuando vamos a hacer la compra. ¿Te imaginas que tomáramos como costumbre ceder la vez a alguien que tiene menos cosas que nosotros y que no tardará más que unos pocos minutos? Ser amable nos hace ser agradecidos y creo, que no hay palabra más bonita y sentida que un simple: GRACIAS.
Y a ti Baltasar, mi favorito, te pido lo más importante. Te pido que la gente vuelva a creer en el amor. No te imaginas cómo está el patio. Cómo de perdida y de aburrida está la gente. La de personas que ya no creen en el amor y que cuando lo encuentran, huyen despavoridas por miedo. ¿Miedo? ¿Acaso no debería dar más miedo una vida sin amor? Lo necesito Baltasar, este es el regalo que más deseo. Con amor todo es más fácil. Los buenos días son más dulces, más sinceros y veraces. Con amor la gente se hace buena, se respetarían más a los animales, les daríamos una vida digna y posiblemente, dejaríamos de comerlos (y maltratarlos). Con amor seríamos todos más felices, tendríamos mejor humor y follaríamos más. Lo sabes. Nos daríamos más besos, más abrazos y las calles de nuestra ciudad se vestirían de bonitas. Tendríamos más ganas de ser mejores, de ayudar y trabajaríamos con socarronería. No habría envidia, tendríamos mejores amigos y la mejor familia del mundo. Con amor, caernos no sería tan dramático y levantarnos, sería sencillo. Pondríamos punto y final a todo eso que nos daña y escribiríamos miles de páginas auténticas, cómodas y llenas de sosiego. Las mentiras solo serían leyendas urbanas y el hambre, cosa del pasado. Las guerras tendrían lugar solo en los libros de historias y todos esos gañanes vestidos de príncipes y princesas, jugarían en el patio de la galera. Muchísimas enfermedades se curarían y viviríamos en un mundo mejor. Así que ya sabes Baltasar. Este año te lo he puesto muy difícil pero sé, que tú lo harás fácil.
Espero que tengan en cuenta que me he portado muy bien. He intimado con mis miedos, he pulido mis defectos y he intentando hacerlo mejor cada día. Ahora merezco mi recompensa y si no pueden traérmelo todo, me conformaré con un poquito. GRACIAS, NO SE OLVIDEN!!!!

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