martes, 25 de marzo de 2014

Dos cajas


Un día soñé que Dios me había dado dos cajas, una era negra y la otra dorada. Cuando Él me las entregó, me dijo:
- Hija, pon tus penas en la caja negra, y tus alegrías en la dorada.

Yo hice lo que Dios me había indicado que guardara en caja, pero noté que la caja dorada se hacía cada vez más pesada, mientras la negra seguía tan ligera como antes. Con curiosidad abrí la caja negra para averiguar el porqué, y me di cuenta que tenía un gran agujero en el fondo, por donde todas mis penas se habían ido.

Se lo mostré entonces a Dios y le pregunté ¿dónde estaban mis penas? Él sonrió y me dijo:
- Hija mía, yo las tengo.

Le pregunté entonces:
- Señor, ¿entonces, por qué me diste dos cajas? ¿Por qué la dorada y por qué la negra con el agujero?

El Señor me respondió:
- Hija mía, la dorada es para que cuentes todas las bendiciones que te doy, y la negra es para que descargues en mí, tus penas y problemas y Yo pueda hacerte descansar.

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